miércoles, 31 de diciembre de 2008

A day without moon -Prologo-

Experimenté la conmoción de un mal presentimiento en estás vacaciones de verano. Es la primera temporada que pasaré en esta ciudad, laboriosa y vivaz, mis largos días de ocio. Londres, Inglaterra… no era precisamente mi paraíso para pasar mis vacaciones. Las largas calles que se extendían de punta a punta me parecían infinitas y más a la hora pico, era desesperante estar sentada después de varias horas de vuelo y de camino.
No quería tomar una pequeña siesta en los asientos detrás del auto, estaba bien así, observando como el cielo se encontraba poco a poco despejado. El cambio de horario era atroz, a diferencia de San Francisco, el cielo era diferente. Ese índigo paraíso azulado que veía no existía en Londres y tampoco lo podría reemplazar por su cielo, este, estaba adornado de pequeñas migajas pardas por el cielo, que cubrían al astro.
Los pocos rayos de sol que bañaban a las torres de Londres con sus tallas marcadas sobre su piel vieja y seca, eran completamente extraños. El esplendor que daban no era el mismo que de San Francisco o quizá sí y tal vez hoy fuese el único día que le di importancia al Sol que parecía un completo impostor. Su luz no era la misma o me parecía insólita, anormal, inexplicable o extravagante. No estaba segura pero sé que no era el mismo sol que esperaba ver en Londres.

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